Apesar de ser ofensiva y desagradable, la contaminación odorífera (por olores) es un tema muy poco tratado, sobre todo cuando se comprueba que las emisiones que la provocan no entrañan un riesgo para la salud de las personas. Pero sólo por las molestias que genera habría que estudiar la cuestión más a fondo para llegar a saber con certeza si esta perturbación, como la acústica, no tiene también sus consecuencias.
De lo que no existe ninguna duda es del menoscabo en la calidad de vida de los afectados, y prueba de ello es la frase «no en mi patio trasero» y es que nadie quiere una depuradora, una planta de tratamiento de residuos o de lodos próxima a su casa, por mucho que le demuestren que no supone ningún peligro. Se ha regulado la contaminación acústica, se avanza con la lumínica y es previsible que, no tardando mucho, le llegue el turno a la olfativa.

No se trata de quitar depuradoras, desmantelar industrias o plantas de residuos, sino de aplicar soluciones que acaben con este problema.
Ecoscent consigue neutralizar todo tipo de molestias olfativas transformando químicamente la composición del agente causante. En cada caso se busca la reacción química que pueda conseguir alterar químicamente las moléculas de un gas maloliente. Al combinar nuevamente las moléculas obtenemos un nuevo gas. Se trata de crear la combinación adecuada en función del olor que queramos neutralizar, para que el producto resultante no huela y además no resulte nocivo al respirar.